«Los errores no existen», e inmediatamente ante esta frase, vienen a tu mente un millón de experiencias que has etiquetado como errores, por los cuales te culpas y te torturas sistemáticamente. ¿Verdad?
A mí me pasaba igual. Bueno y es que nos lo inculcan desde niños. El error es malo y nos causa vergüenza, hay que negarlo y evitarlo a toda costa. Cuando muy pequeños en el salón de clases todos queremos responder ante las solicitudes de la maestra, nos peleamos para poder darle voz a nuestra opinión y lo que sentimos. Pero conforme vamos creciendo, el riesgo del «equivocarnos», se vuelve una prisión de la que cuesta mucho trabajo salir.
Los errores son maravillosos maestros.
Son la semilla de la evolución, son las mejores y más claras lecciones que nos pone delante la vida. Y la forma en la que nos va impulsando hacia el crecimiento y la transformación.
Dejemos de temerles, que los fracasos y las caídas, son amigos que a veces se ponen un disfraz muy feo, pero son amigos al fin. Tratar de evitarlos y luchar por erradicarlos, es sinónimo de verdadera locura, que atenta contra el movimiento natural de la vida misma.Anhelando una vida sin turbulencias, no estamos robando de inmensas oportunidades para pulirnos en nuestra mejor versión.
Imagina cuando aprendiste a caminar, y como te lanzaste sin pensarlo. Justamente miraba hace unos días, el video de mi sobrina Regina de 1 año de edad, aventurándose en el caminar. Una señora que la miraba, exclamaba emocionada: «¡Y miren cómo se lanza, no siente miedo!», bueno, todos fuimos alguna vez ese niño o niña valiente y osado. Que se lanzó a caminar sin importar todas las caídas u obstáculos a enfrentar, ya que siempre nos levantamos. Para finalmente aprender a hacerlo con maestría. Si tras tu primera caída hubieras, pensado: “¡Vaya, esto no es para mi!”, hoy no serías quien eres, no habrías aprendido a caminar ni a correr. Cuando niño, no te juzgaste con dureza por tus tropiezos, ese juicio, fue algo que aprendiste a hacer después y que fue permeando todo en tu vida. Hasta llegar al día de hoy, que ante la amenaza de equivocarnos en algo, y parecer ridículos o tontos, preferimos no hacer nada. Pero esa forma de tiranizarte fue algo que heredaste, no es lo que tu eres, y lo puedes desaprender. Tu esencia es la de disfrutar los procesos, vivirlos y gozar de tu experiencia humana, a sabiendas que tus errores no te definen. Y que simplemente son experiencias que puedes sumar y transmutar en sabiduría y amor. Algunas experiencias no son gratas, algunas lo serán, pero todas suman y todas son necesarias en la gran historia de tu vida.
Así que yo te invito a que te equivoques más, y que te equivoques mejor. Que te des la oportunidad de vivirlo como una señal de que estás intentando cosas nuevas, de que estás jugando en tu experiencia humana y que estas experimentándote en nuevos escenarios.
Aprendamos a disfrutar los procesos, los caminos, y soltemos la idea de que somos un destino, un resultado o una meta.
Si el miedo a los errores te paraliza, entonces estás en una prisión.
La buena noticia es, que de esa prisión, tú tienes la llave 💖🔑