Mi maestra querida @ishajudd me dio mi nombre cuando terminé mi proceso de instructorado en su centro en Manzanillo México, después de 6 meses de la aventura más increíble de mi vida. En una ceremonia hermosa, donde tomé los compromisos conmigo misma, ella me entregó mi nombre espiritual. El evento marca la culminación de un proceso de inmersión profundo, en donde simbólicamente volví a nacer como Indrani: guerrera de la consciencia.
Fue el proceso más profundo de autoconocimiento que he podido experimentar hasta hoy y que ha continuado desde entonces.
Durante 6 meses tuve la fortuna y el reto, de poder dedicarme a mi misma y mi sanación de tiempo completo. Para poder entrar en el silencio interior, unifiqué (medité) 8 horas diarias durante 6 meses. No se imaginan el mar de emociones y aspectos no siempre gratos, que suben a la superficie cuando uno comienza a observarse internamente. Todo siempre ha estado ahí, pero en la vida cotidiana de alguna forma logramos evadirlo y distraernos. Hasta que un día no podemos negar lo que nos duele e incomoda ni un minuto más. Pasar de una vida en piloto automático a voluntariamente poner mi foco en mi mundo interior, fue un salto hacia el abismo. Por fortuna, hubo siempre una red que me sostuvo, aunque eso lo pude descubrir tiempo después. La red de mi consciencia y mi amor propio.
Contacté con emociones reprimidas de toda una vida. Y pasa algo muy curioso con este punto, pues cuando las personas pensamos en un retiro de meditación, jamás imaginamos que esto puede suceder. La idea generalizada es que meditar es volverse una persona de paz y amor permanente. No cabe duda que los procesos de auto-transformación nos conducen a estados de mayor conexión y plenitud. Pero el proceso no siempre es miel sobre hojuelas y mucho menos para personas tibias. Descubrí, en este viaje intenso, la capa gruesa de enojo y tristeza que había estado cargando dentro de mi cuerpo durante por lo menos 30 años. Comprendí que mi actitud de «peleadora», la cual me había caracterizado toda la vida, no era más que un cúmulo de experiencias no resueltas y mecanismos de defensa provenientes de heridas profunda de la infancia que pedían a gritos mi aceptación, mirada y amor.
6 meses en donde día y noche me reencontré conmigo misma. Con mis demonios, mis miedos e inseguridades. Entregándome a un proceso de vaciado profundo y convirtiéndome en testigo y protagonista de un resquebrajamiento de todo lo que me separaba de mi verdadera esencia.
Finalmente todo lo que había leído en libros, visto en películas y documentales, se convertía en mi propia experiencia. Migrando de ser conocimiento en mi cabeza, a experiencia en mi cuerpo y mi corazón. Desenmascarando a mi ego y dando como resultado, el vaciado total que mi alma y corazón anhelaron siempre.
Toda la vida me dediqué al arte, muchos como bien saben, como actriz y cantante. Seguiré jugando y experimentando la vida también desde ahí, es demasiado hermoso y mi corazón así lo anhela. Sin embargo, hoy siento además, el llamado de compartir mi consciencia, camino, experiencia y amor con los demás. Ese amor que ahora mana de forma irrefrenable e incondicional desde mi corazón.
Encontré el camino de regreso a casa y ahora puedo experimentarlo todo, pero desde una profundo amor por lo que soy y lo que es.
Me apasiona enseñar el método de mi maestra, el sistema Isha Judd, el cual fue la respuesta a todas las preguntas que mi corazón anhelaba. Además de la posibilidad de vivir una vida sin sufrimiento, miedo, agonía y ansiedad crónica. Me certifiqué también como coach, y siento en mi corazón el deseo irrefrenable de servir, dar amor, acompañar a otros en su proceso y de experiméntalo todo en este juego llamado vida, pero siempre desde al amor a uno mismo. También me certifiqué como especialista en Mindfulness a través del MBSR en el Instituto Mexicano de Mindfulness que es un estándar internacional, creado por Jon Kabat-Zinn. Este programa cuenta con un mundo de evidencias científicas y estudios que lo sustentan. El MBSR ayuda a través de la atención plena, a calmar el cuerpo y la mente, cultivando la resiliencia y ayudándonos a gestionar el estrés.
No me considero una maestra, me considero una eterna alumna, ávida de seguir profundizando y aprendiendo. Alumna que desde su pequeño y magnificente lugar en el universo, comparte su experiencia y su amor.
Gracias a todas las personas que desde su luz o su obscuridad, me ayudaron a dar los pasos que necesitaba, para volver a mi corazón. Gracias, gracias, gracias.
Les doy la más cordial bienvenida a mi blog y a mi corazón.
“Amor me crea en mi perfección”
Soy una creación perfecta del amor 💖
Sandra